Cuando uno trabaja para Dios, uno no fracasa, pues Dios no pierde batallas.
Para ayudar en el triunfo de Dios contra "el enemigo", debemos prepararnos muy bien y para eso sugiero:
- Prepararse leyendo el catecismo nuevamente y profundizando en catecismo para adultos
- Empezar a leer o repasar la palabra, plasmada en la Santa Bilia, leer mínimo una página por día.
- Predicar la palabra entre grupos de amigos.
- Acudir todos los domingos a misa.
- Integrarse a las actividades de la parroquia en lo posible, pues siempre hay tiempo para Dios.
- Hablar con los jóvenes e incentivarlos para ir a misa.
Este sería el paso inicial para esa dura batalla.
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