Los Caballeros de Cristo, no tendrán miedo, ni huirán de los excomulgados, porque ¿Quién de ustedes, teniendo cien ovejas y habiendo perdido una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y marcha tras la perdida hasta que la encuentre? Y encontrándola, la pone sobre sus hombros llenos de alegría y, llegando a casa, convoca a sus amigos y vecinos, diciéndoles: “¡Alégrense conmigo porque halle la oveja perdida!”. Así pues, les decimos que habrá más alegría en el cielo por un pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan penitencia. Porque no es el sano quien necesita del medico, sino el enfermo.
lunes, 5 de octubre de 2009
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